Habitantes de lo Invisible


Un sitio encantado donde la magia y la fantasía pueden manifestarse en su máximo esplendor a través de la belleza de las imágenes, la prosa y la poesía.

El arte se manifiesta a través de hermosos seres míticos tan puros y llenos de magia que hacen desear su existencia y que dejan una puerta abierta tras el escepticismo característico de las sociedades modernas.

En resumen, lo que deseo lograr es un lugar donde poder hacer renacer las antiguas leyendas de esos seres, Habitantes de lo Invisible...





jueves, 13 de agosto de 2009

Soy un Hada



Nazco cuando la luna se oculta y el sol todavía no se ve en el cielo.
Pétalos de flores forman mis alas y de las flores tomo también el color de mi piel y de mis ojos.
Mi voz es un dulce susurro, igual al sonido del agua en los arroyos y sé cantar canciones de tierras antiguas que nadie más ha visto.
Sobre las ramas de los árboles mis pies ligeros bailan y puedo alzar el vuelo y subir muy alto o descender a descansar sobre los frescos prados y sentarme a beber el rocío que guardan para mí las azucenas.
Me acerco pocas veces a los humanos, porque ellos son incrédulos y tienen tanto miedo que prefieren no verme. Sólo de vez en cuando mis ojos ven otros ojos que saben que existo y sobre ellos derramo mis dones más preciados.
Cuando el sol empieza a brillar con fuerza en el cielo, es hora de cobijarse en los brazos del bosque y de dejar que la tierra madure y haga germinar las flores con las que volveré a nacer mañana...

Las Hadas


El mundo no era sino niebla cuando las hadas llegaron.
Permanecieron calladas y ocultas hasta que el hombre aprendió a mirar con los ojos del alma y pudo ver más allá de su razón.
Entonces las hadas se hicieron visibles. Enseñaron al hombre a creer en sus sueños y a esperar lo imposible.
Le hablaron de flores que guardan secretos, del agua que sabe canciones, del árbol amigo, del viento, del cielo y la tierra y del misterio escondido en cada cosa que existe.
Le contaron que viven en la luz y en el aire, que se ocultan de todo el que duda y, a aquellos que creen, les muestran su reino y les nombran “guardianes de la fantasía”.
Y también prometieron quedarse mientras viva en la Tierra algún ser humano que sepa que existen y recuerde el camino que lleva a su encuentro...

sábado, 7 de marzo de 2009

El Árbol de las Lágrimas


Dicen los que saben, que las hadas también lloran, aunque no lo hacen como los humanos.
El llanto de las hadas no se pierde en los pañuelos, ni se evapora en el aire.

Dicen que cuando lloran de alegría, sus lágrimas se convierten en diminutas cuentas de colores brillantes y que las hadas hacen con ellas pequeñas joyas: collares, pendientes y colgantes con los que adornarse y que siempre las llevan para recordar el motivo feliz que las provocó, pero si su llanto es de dolor, es distinto su destino.

Dicen que cuando los antiguos espíritus del bosque oyen a las hadas llorar de pena, desde el mismo corazón de la tierra hacen brotar un árbol frondoso, azul y brillante como el cristal y cada lágrima de hada se transforma en una hoja nueva prendida a sus ramas que crecen y crecen.

Las hadas han derramado muchas lágrimas por todos los niños que nunca las conocerán porque les cortaron el camino de la vida el hambre, el frío o el terror. Y saben que el Árbol nunca dejará de crecer, que nunca cesará la violencia ni la injusticia, pero se consuelan teniendo un lugar tan especial donde guardar su pena, porque un árbol crece hacia las alturas y la luz.

Hacia donde la paz siempre es posible...

Oír crecer la hierba...



Ya os habréis fijado en que algunas hadas y duendes lucen unas bonitas orejas puntiagudas y, tal vez, os hayáis preguntado el porqué.

Bien, pues eso es así, porque sólo los portadores de ese tipo de orejas, son capaces de oír crecer la hierba y de escuchar lo que las raíces más hondas de los árboles y plantas tienen que decir.

Es un trabajo muy importante que exige mucho esfuerzo y dedicación.

Cuando la hierba es escasa y hay pequeños animalitos que alimentar, las hadas siempre saben dónde van a brotar tallos tiernos, porque pueden oír como empiezan a salir de sus semillas y están a punto a asomar sobre la tierra.

Y si un árbol enferma, las hadas también saben decirle hacia donde dirigir sus raíces para encontrar el agua o el especial alimento que necesite para recuperar la lozanía.

Ya puede uno suponer lo importante que es tener cerca un hada de orejas puntiagudas en tiempos de necesidad.

Claro que las hadas, ni aún las que hacen esas cosas extraordinarias, pueden cambiar el curso completo de la vida, pero no estaría mal tener una bien cerca cuando no sabemos en qué dirección está la mejor parte de nuestro particular destino...